Comencé en un centro de rehabilitación para recuperar mis movimientos allí pasé 3 meses, pero no pude continuar porque contraje una infección en mi estómago a tal punto que estuve al borde de la muerte nuevamente, todo esto hacía que mi cuerpo se fuese deteriorando lentamente, con las terapias logré caminar
nuevamente, paso a paso. El COVID afectó mi vista a tal punto de perder la visión, me canso mucho al tratar de caminar recorridos cortos, además me da un poco de fatiga y taquicardia, todo esto debido a las secuelas que afectó de manera permanente todo mi cuerpo.
Ya han pasado dos años desde aquel momento que fui víctima al igual que muchas personas que pasamos por esta enfermedad tan terrible como fue el COVID, pero le doy gracias a Dios de estar vivo de poder narrar mi historia aún con 52 años tengo deseos de salir adelante y pido de su buena voluntad que me ayuden para cubrir mis medicamentos de la diabetes seguir con mi proceso de rehabilitación, actualmente no puedo trabajar hasta tanto no esté recuperado del todo. Nunca antes pensé pedir ayuda pero es valiente reconocer y aceptar cuando se necesita ayuda.
Gracias a Fundación Caly por apoyar las causas y darle seguimiento y ser la voz de las personas que más lo necesitan.